Hola-Hello-Bon jour- привет-Hallo-Ciao

En definitiva, creo que esta nueva iniciativa surge sobre todo como una actividad más de entretenimiento para mis pequeños ratos desocupados. Principalmente este "intento" de blog va a contener algunas de las fotos que he ido realizando a lo largo de mis recientes viajes y de vez en cuando algún que otro comentario o historia que me surja (supongo que como la gran mayoría de los blogs). Espero resulte recreativo a la par que interesante.

martes, 14 de diciembre de 2010

Destino: Cancún Paradise

Hoy voy a poner el diario de viaje de nuestra excursión de fin de curso de enfermería a Cancún, coincidiendo en que casi hace un año y puesto que me apetecía rememorar el gran viaje que nos pegamos. Fuimos al Hoteal Oasis Cancún y éste fue nuestro día a día: 


LLegamos a Cancún después de doce horas de viaje, al Aeropuerto de Quintana Roo, bastante cansados del viaje pero con muchas ganas de pasarlo en grande. De ahí un autobús de la empresa que teníamos contratada nos llevó al hotel, dónde nos asignaron las habitaciones. Deshicimos las maletas, nos dimos una ducha, inspeccionamos un poco por encima el hotel y nos fuimos a dormir. 

Nuestro vuelo
Salida de Barajas

Llegada a Quintana Roo


Papeles para entrar en Méjico


Primer día:

Por la mañana nos levantamos no muy temprano, debido al largo viaje, y nos fuimos a desayunar, es decir, a ponernos las botas en el buffet libre.
Nuestro Hotel
Nuestras mesas en el desayuno
Exploramos un poco el gran complejo hotelero y después disfrutamos de la gran piscina debido a que la playa estaba muy revuelta. Tomamos unos mil cocteles en la barra de la piscina, hicimos aerobic acuático y nos reímos durante un buen rato.


 Se hizo la hora de comer y fuimos a ingerir más cantidades ingentes de comida del tamaño de la península entera de Yukatán. Después me fui con Vir y Judith a dar un paseo a lo largo de toda la playa a lo que denominamos “la expedición de la casi muerte” que incluía cangrejos asesinos, olas muy “fuertotas” y demás percances. Volvimos a la piscina, un bañito y a dormir la siesta para poder aguantar la fiesta nocturna. Nos dimos una ducha, nos preparamos y nos fuimos de fiesta al COCO-BONGO (la discoteca más famosa de Cancún). En él vimos los increíbles espectáculos, bailes, gente volando, mucha música y mucha diversión. Unos cuantos nos salimos a eso de las 5 y media de la mañana y en lo que esperábamos al chófer conocímos a un personaje que se hacía llamar “el gato volador”. El resto de gente se fue de after. Finalmente llegamos al hotel y nos fuimos a dormir.
CocoBongo y su espectáculo
Natulio y Yo



Segundo día:

Desayuno fuerte para poder resistir la excursión matinal a Tulum y a Playa del Carmen. Fuímos en la furgoneta escuchando chistes e historias mejicanas. El chófer era un tipo de lo más peculiar llamado George. Para explicarlo narraré la conversación que iba teniendo con uno de nuestros guías:

-          - Pinche güey, mira que me suena tu cara- decía George.
-         -  Ya te digo compadre, pero no sé de qué- contestaba el guía.
-          - Ya sé de qué, de cuando estuvimos juntos en el calabozo de la comisaria porque nos estampamos con el coche por ir borrachos- finalizaba junto con una ruidosa risa-.

Bien, ese es el tipo que conducía nuestro taxi-furgoneta. Vamos, eso es ir con una buena seguridad al volante y lo demás son tonterías.
Visitamos la ciudad de Tulum, que significa fortaleza en maya.  


Tulum

Es un sitio precioso y muy interesante gracias a las historias de nuestro guía Moroni.



Vídeo de un breve fragmento de la explicación de Tulum: 





Tras la visita cultural, nos llevaron a una playa natural chulísima dónde nos dimos un buen baño en el mar Caribe entre olas enormes.

Playa de Tulum

Enfermeros en Tulum

En el balcón de la playa virgen
Habiendo disfrutado de la playa natural de Tulum, nos dirigimos a Playa del Carmen, un sitio lleno de tiendas y restaurantes.

Playa del Carmen


El stop méxicano
Comimos un Superburritochido al lado de un cuadro de Frida Calo en un sitio de lo más típico y que contaba con una decoración del Méjico profundo.

Al acabar el día volvimos al Hotel a darnos una ducha. Aquí he de destacar lo malos que son los inodoros mejicanos ya que se nos atascó a todas las habitaciones y tuvieron que venir varias veces a desatascarlo. Una vez ya limpitos, fuimos a cenar al restaurante mejicano del hotel. La comida no estaba muy buena, pero nos reímos muchísimo.  Luego nos fuimos a la cama ya que el día había sido largo. 
Tercer día:

Nos levantamos y por la mañana estuvimos relajándonos en la piscina. Jugamos al Bingo y Pau y Lau ganaron dos “playeras”, como llaman ellos a las camisetas.
Comimos en el restaurante italiano y estuvimos otro rato en la piscina y en la playa. 



Nos fuimos a preparar para salir de fiesta: el plan de la noche al principio nos dio un poco de miedo. Nos llevaron con la taxi-furgoneta por un camino perdido de la mano de Dios, lleno de baches y a tomar por saco. Cuando por fin llegamos, la primera vista fue una casetita hecha de escombros, con una bandera pirata y dos perros enormes ladrando. Todos un poco asustados entramos haciendo piña hasta que finalmente descubrimos que estaba genial. Era una barra a la orilla de la playa, con camas al estilo chill out y antorchas. Estuvimos bailando y bebiendo cócteles durante toda la noche. Conocimos a un grupo de franceses que al principio eran un poco rancios pero que luego se animaron y se unieron al baile. Era la típica casa de telenovela de narcos forrados, aunque su versión era que pertenecía a una familia “normal” desde hace mucho tiempo, pero que no solía estar en ella. A las 7 de la mañana nos volvimos a dormir.


Fiesta en la Playa

Cuarto día:

Nos levantamos y nos llevaron a coger un barco a Isla Mujeres. El barco estaba un poco roñoso pero tenía su encanto. Fuimos bailando en la cubierta con el reggaetón a todo volumen. Jorge se mareó y cuando llegamos él y Silvia se quedaron en el muelle a ver si se le pasaba un poco el malestar. Como teníamos que hacer tiempo porque el snorkel no se hacía hasta la una, nos fuimos a Playa Norte a tomar el sol. Nos tomamos una coca-cola en la playa y luego subimos de nuevo al barco. 

Playa Norte

Isla Mujeres

Isla mujeres
Playa Norte
 Fuimos a la zona de buceo y nos ataviamos con aletas y tubos. Al agua patos: ¡flipante!, no se puede describir la sensación de ver todo el mar por debajo, con cientos de peces de colores que pasan a menos de un metro de ti, la cantidad de algas y la transparencia del agua. Una experiencia que me encantaría repetir. Tras la zambullida y la visita del fondo del mar, nos montamos de nuevo en el barco rumbo a Cancún.



 Para animar la vuelta tocaba la hora del Tekilima: una botella enorme de mezcla de tekila y naranja con un agujero. Casi nos ahogamos porque se bebe en plan botijo. La que más perjudicada salió fue Nat que casi se cae por la borda del barco de lo piripi que iba.


Vídeo del barco




Llegamos al puerto otra vez y como faltaba hueco nos tocó montar en el coche de Paris, nuestro guía. Vir, Lore y yo íbamos cagadas de miedo en la parte de atrás por la manera de conducir de Paris y Nat se dedicó a gritar durante todo el camino por la ventanilla “Viva Méjico” unas cien veces. Llegamos al Hotel y nos fuimos a comer. Después de la comida tocaban juegos en la piscina con otros grupos. Hubo un pequeño pique con un grupo de Barcelona y los de mi grupo, que se juntaron con los de INEF. Estuvieron bastante divertidas las diferentes pruebas. Nos subimos a echar la siesta con tan mala suerte que nos quedamos dormidas Nat, Ani y yo, que estábamos en la mima habitación. Teníamos todos reservada una cena en uno de los restaurantes más famosos de Cancún, asique nos preparamos a toda prisa, llamamos al chófer para que nos viniera buscar y conseguimos llegar a la fiesta de blanco, aunque no nos libramos de los comentarios jocosos de los demás, y con razón. Cenamos en el Señor Froggs una hamburguesa que estaba buenísima. 

Señor Froggs

Después de la cena nos montamos directamente desde el embarcadero del restaurante en nuestro barco y nos fuimos de fiesta por la laguna en el barco. A las cuatro de la mañana nos bajamos del barco y nos llevaron a un after que parecía totalmente un puticlub. Al rato, unos cuantos nos fuimos al hotel y otras se fueron a la casa del guía hasta que se hizo de día.


Quinto día:

Nos levantamos, o más bien, nos levantaron los chicos y unos altavoces con la música del Boca junior que iban recogiendo a todos de habitación en habitación, aunque sólo habíamos dormido dos horas, y desayunamos. Nos fuimos a la piscina, aunque nos quedamos un poco dormidas en las hamacas. Nos tomamos un perrito  en el chiringuito de la playa y unas patatas súper buenas. Es algo extraño comer patatas mientas te bañas en la piscina.


Por la tarde fuimos al mercado 28 que está en el centro de Cancún para hacer algunas compras. Era muy agobiante. Me timaron un poco con unos imanes, aunque luego sacamos a buen precio una pulsera de plata.
Después de las compras volvimos al Hotel. Pablo, Vir y yo nos quedamos un rato en la puerta observando a la gente y vi a mi amiga Andrea de Segovia que acababa de llegar con sus compañeros de Farmacia. Nos estuvimos riendo un rato de Pablo y su “Weayufron?”. Buenisimo. Cenamos y por la noche fuimosa la fiesta de la espuma en la discoteca del hotel. Un poco decepcionante, la verdad. A las 12 y media ya estábamos en la cama. La espuma picaba un montón, asique nos duchamos otra vez y a dormir.

Sexto día:

Madrugamos un montón porque teníamos excursión a Chichen Itza. Espectacular. Estuvimos visitando las ruinas todo el día.




Vídeo en el que se ve la forma en la que han construido la pirámide que al dar una palmada el sonido que hace el eco contra el edificio imita al sonido del Quetzal, que es el pájaro sagrado. 


Vídeo de cómo se expande el sonido en la zona del juego de pelota para que cuando los jefes hablaran, puesto que no había altavoces, el sonido se escuchara en todo el campo. 
  

Vídeo del guía explicando


Por la tarde nos llevaron a los denominados Cenotes, que son unas cavernas o pozos llenos de agua, del maya ts'ono'ot: caverna con agua, de carácter sagrado, que eran utilizados para realizar ofrendas a sus dioses. Esto si que fue de lo más impresionante que vi, era como un pequeño agujero y de repente te asomabas y tenía una altura inmensa en la que al fondo había agua. Precioso. Hice una apuesta con Paris y George a que no me atrevía a saltar de cabeza desde lo más alto, hacer un picado en mejicano, y como soy bastante orgullosa y había dicho que era la campeona de salto de España, salté y gané la apuesta. 


Cenote visto desde arriba y desde abajo
Baño en el Cenote


La verdad es que daba bastante cosa y al salir estaba muy aturdida por el impacto con el agua y con el bikini por la cabeza, pero mereció la pena. 
Ya me avisaba el cartel sobre saltar...




Pero bueno, adrenalina solté por un tubo.  Fuimos por una carretera que recorría el Méjico pobre que era bastante sobrecogedor en comparación con el complejo hotelero.





Vídeo del Méjico profundo


Después cenamos y por la noche fuimos a la discoteca The City.


De fiesta en The City


Nos pusieron un reservado con botellas y nos lo pasamos muy bien. Carmen y yo fuimos haciendo amigos, le robamos el DNI a un mejicano como rehén para que hablara con una amiga nuestra e hicimos bastante el tonto. Al final de la noche volvimos al Hotel a dormir.


Séptimo día:

Ya con la maleta hecha, bajamos a la piscina para aprovechar los últimos rayitos de sol antes de volver al invierno español. Comimos y nos fuimos al aeropuerto de vuelta a Madrid y a las clases.

Despedida al Hotel

Fue un grandísimo viaje de relax y fiesta que recuerdo con gran cariño. Espero que pronto toque otro de este tipo, porque se agradece el descanso en las playas caribeñas y el disfrute de la juventud recordando viejos tiempos con los compañeros de la universidad.  
Anochecer desde el balcón de la habitación

miércoles, 1 de diciembre de 2010

No hay buenas o malas acciones, sólo consecuencias.

De vez en cuando, algún ser humano despistado, intenta hacer el bien y se preocupa por otro que no sea él. En ese momento, “algo” que se escapa a nuestro conocimiento actúa tergiversando lo que rodea al acto efectuado, cuyo fin es el bien, y termina resultando un total inconveniente. Si nos paramos a pensar muchas veces se describe esta situación: una persona explicando a otra que sólo quería ayudar. En cierto modo es verdad, pero ahí es donde cobra sentido la frase de hoy: por muy buenas intenciones que alguien tenga, el destino se puede volver caprichoso y antojársele un final desagradable. Sobre éste asunto, tengo bastante experiencia, por lo que me he decidido a plasmar esta idea que últimamente se repite con bastante frecuencia. A cuanta más gente tratas de complacer, mayor número de defraudados se genera. Por el contrario, la acción opuesta de intentar hacer daño y que resulte beneficiosa se produce muy pocas veces. Es una pena, porque con lo que hoy en día puebla el mundo, lo mismo resultaría hasta agradable.